El clero sufre de una pobreza ajustada a la penuria de la época. La paga estatal era insuficiente y se suplía con otros medios: suscripción voluntaria de feligreses al Culto y Clero (también poca), y el pago por diversos servicios (aplicación de misas, entierros, funerales, bautismos y matrimonios), y (colectas, cepillos, responsos). Excluidos de pago: los pobres de solemnidad. La vida monacal era muy rígida y vigilada.

En 1943 se produce la reinauguración del Seminario de Corbán en la que tanto se había volcado el obispo Eguino Trecu. La clase social de la que procedían la mayoría de los seminaristas era muy pobre. Había colectas para sufragar sus estudios, estancia y manutención en el seminario. En el año 1952 salieron los 52 primeros sacerdotes.

LA PASTORAL DEL OBISPO
El 26/08/37 entran las tropas nacionales. A los pocos días el Obispo de Santander Eguino Trecu regresa de su forzado destierro. Un año después pronuncia el siguiente discurso: "Destruidos los templos; destruidas y quemadas por el fuego las imágenes sagradas; atrozmente asesinados santos sacerdotes y seglares beneméritos; presos como malhechores hombres y mujeres que eran ornato y prez de la provincia, depredada la Iglesia en sus bienes... Y, junto a estas ruinas materiales, las ruinas espirituales: odio contra Dios y su Iglesia, blasfemias, mentiras, obscenidades, rencores... ¡Oh, pobre Santander! Pero esto se acabó gracias a Dios y a la voluntad e inteligencia del Caudillo. Después de la noche, el día, después de la tormenta, la calma". Y terminaba con el recuerdo a los Caídos: "allí en el cielo coronados los pone nuestra piedad".

En su segundo documento, "Bienaventurados los pobres de espíritu", expresa que la solución de la pobreza vendrá por la pobreza de espíritu.

Fines pastorales : 1) el recuerdo a los mártires 2) la necesidad de vover a la fe y costumbres tradicionales, y 3) la providencial intervención del Caudillo.