La Virgen de la Luz, cariñosamente conocida en Liébana como "La Santuca", debido a su diminuto tamaño, fue coronada canónicamente por el obispo de Santander el 2 de mayo en el Monasterio de Santo Toribio. El Papa Juan XXIII la había nombrado en el año 1960 patrona de Liébana.

La imagen se encuentra en la ermita de su nombre, en las faldas de Peña Sagra, y es conducida el 24 de abril en procesión, llevándola los devotos en andas desde dicha ermita hasta el barrio de Somaniezo, donde permanece en la capilla hasta el día siguiente, que es trasladada a la iglesia parroquial de Aniezo, comenzando la novena, que concluye el 4 de mayo.

El día grande es el 2 de mayo, cuando " La Santuca", es conducida en andas desde la iglesia de Aniezo hasta el Monasterio de Santo Toribio de Liébana y regresa de nuevo al atardecer. Durante 26 kilómetros la Virgen de la Luz es conducida en andas engalanadas con flores y cerezas, siendo la procesión más larga en recorrido de la geografía española.

No se sabe con certeza cuando comenzó a celebrarse la procesión, aunque parece ser que ya en el siglo XV recorría las aldeas lebaniegas.

El día 2 de mayo cientos de devotos se congregan en la iglesia de Aniezo a primera hora de la mañana. A las siete se celebra una misa y a partir de las ocho se inicia la procesión. La Virgen es trasladada en andas churriguerescas entre el incesante repique de campanas y el estallido de cohetes. Va precedida la procesión del pendón y cruces procesionales de la parroquia de Aniezo. Al llegar a Cambarco se une el pendón procesional y resuenan las campanas de la iglesia, aumentando el número de fieles. Se pasa junto a la ermita de La Blanca y se llega a Vieda, donde tradicionalmente el alcalde de Cabezón de Liébana recibe a la imagen, junto con una pareja de la guardia civil que escoltará a la Virgen hasta Santo Toribio. En cada término municipal se une el pendón parroquial y las cruces procesionales. Se llega a Frama y posteriormente al término municipal de Cillorigo, donde chocan los bastones de mando los alcaldes y recoge las andas el edil de dicho municipio. Ya en Ojedo es impresionante el número de personas que acompañan a la procesión. Al llegar al término de Potes se vuelve a realizar la costumbre del choque de bastones entre los alcaldes y ya en la villa lebaniega se realiza una parada frente a la Residencia de Ancianos, cantando la Salve. Otras paradas se hacen en las ermitas de San Cayetano y de la Virgen del Camino. En Fonfría, a la salida del término municipal de Potes, recibe las andas el alcalde de Camaleño y se asciende al Monasterio de Santo Toribio, donde el Lignum Crucis bajo palio acompaña a "La Santuca" al interior del templo, celebrándose una misa. Al concluir la celebración religiosa, la Virgen es conducida hasta la parroquia de Potes.

Por la tarde, después del rosario y la adoración, la imagen atraviesa las calles de Potes para regresar de nuevo a la parroquia de Aniezo. Es impresionante la cantidad de fieles que despiden a la Virgen. En Ojedo es adorada y se llega a Frama, donde en la iglesia se cantan las Flores. En Vieda se canta la Salve y la Virgen de la Luz es trasladada a la iglesia de Cambarco, llegando posteriormente a Aniezo a última hora de la tarde. Se cumple así una de las tradiciones más bellas y emotivas de la geografía española.

El día 4 de mayo "La Santuca" será conducida en andas nuevamente hasta su ermita en las faldas de Peña Sagra.

El día 24 de junio, festividad de la Natividad de San Juan, y el 8 de septiembre, festividad de la Natividad de Nuestra Señora, los romeros suben hasta la ermita de Peña Sagra, donde hay misa y concurrida romería con música tradicional, acudiendo devotos de Liébana y Polaciones, principalmente.

En el municipio de Cabezón de Liébana se celebran además romerías en los pueblos, destacando la festividad de San Bartolomé, el 24 de agosto, en el pueblo de Frama, una de las fiestas que junto con San Tirso, en Ojedo, y La Cruz, en Potes, sirve para despedir la actividad de festejos populares veraniegos en la comarca. Hay animada romería y verbena.

El día 2 de mayo, séptimo de la novena dedicada a la Virgen de la Luz, día de su fiesta por excelencia, es conocido en toda Liébana como el “Día de la Santuca”. En esta fecha, la imagen se lleva en procesión hasta el Monasterio de Santo Toribio, desde la iglesia de Aniezo, donde se guarda la imagen mientras dura la novena.

Por la mañana, después de oir misa y cumplir con la novena como en días anteriores, sale la procesión, encabezada por el pendón de la Virgen, seguido de las cruces parroquiales de los pueblos del “Valle estrecho” (donde se enclava la ermita de la misma), Aniezo, Cambarco, Luriezo y Cahecho, la cruz y ciriales de Aniezo y las autoridades religiosas y civiles. Hasta llegar a Sto. Toribio, la procesión pasa por cuatro ayuntamientos diferentes (Cabezón de Liébana, Cillórigo-Castro, Potes y Camaleón), al llegar a los límites de cada uno, se saludan los alcaldes respectivos tocando los bastones de mando y sustituyéndose en el encabezamiento de la procesión.

En Potes, cabecera comarcal de Liébana, se realizan tres paradas: una en la Plaza, otra en la iglesia de S. Cayetano y la tercera y última, en la cruz de piedra que inicia la subida al Monasterio, ya en territorio de Camaleño. A la llegada al Monasterio, los P.P. Franciscano encargados de la custodia de la santa reliquia, salen a recibir la imagen con la Santísima Cruz; después del saludo consistente en una reverencia, toda la comitiva entra en el santuario, para asistir a la ceremonia religiosa y besar el Lignum Vía. Finalizado el Culto a la Santísima Cruz, se forma de nuevo la procesión para recorrer el camino de regreso a Aniezo. Durante el mismo, la imagen mariana entra en los templos parroquiales de los pueblos por donde pasa para ser homenajeada por los vecinos, que entonan al unísono cantos de gracias y alabanza a la Virgen. Tanto en el camino de subida como de bajada, el pendón y las andas de la peana son portados por personas “ofrecidas”, que se van turnando para que todos puedan cumplir su “oferta”.

Esta fiesta del 2 de mayo es la principal manifestación de identidad lebaniega que existe en el Valle, ese día toda la comunidad lebaniega (ausentes y presentes, difuntos y vivos, amigos y enemigos) se reúnen alrededor de los dos pilares fundamentales que dan razón de su especificida y singularidad: el Lignum Crucis y la Virgen de la Luz. Esta última se ”socializa”, se “humaniza” al recorrer la distancia que existe desde su santuario hasta el Monasterio de Santo Toribio, no importa si para ello ha de recorrer 28 Kms. En un pueblo como el lebaniego, nacido y crecido entre montañas, las distancias no suponen obstáculo alguno. La Virgen se solidariza con sus vecinos del valle, al compartir esta peregrinación con ellos con el ganado, sus ausencias temporales del lugar de origen cuando suben a los pastos de verano y su trashumancia a los puertos de montaña; la Virgen recorre el valle para hacerse presente, visible, corpórea, entre sus fieles; baja de su santuario y como una lebaniega más acude a Sto. Toribio a honrar al Lignum Crucis, reliquia que guarda un trozo de madera donde su Hijo murió crucificado.

La Virgen de la Luz, buque insignia de todo el Valle, se llega al santuario del Lignum Crucis a presentar sus respetos a la santa reliquia en representación de todos los lebaniegos. Esta identificación Virgen- pueblo lebaniego, se hace patente en sus Gozos y Plegarias.

De la Luz ,¡oh, Virgen Santa!
en el suelo lebaniego,
escucha propicia el ruego
del que se postra a tu planta.

Aldeas, valles y villas
te rinden aquí homenaje,
y cantan de tu linaje
portentos y maravillas.

Liébana ferviente invoca
hoy tu santa protección,
y siente en su corazón
la plegaria de su boca.

En Ti Liébana confía,
bajo su amparo se acoge,
y por Patrona te escoge:
¡escúchala Madre mía!

En Sto. Toribio, la Virgen y el Lignum Crucis se fusionan para poner de manifiesto la unidad del ser y sentir lebaniegos. Identidad que se resume en una sola palabra “nobleza”, con la que el lebaniego se identifica y es identificado por los demás habitantes de Cantabria. El Monasterio de Sto. Toribio simboliza la nobleza lebaniega, en cuanto centro espiritual de la lucha contra la invasión sarracena. Junto a Covadonga, fueron los dos baluartes cristiano de defensa contra la morisma, vinculados por la tradición como depositarios de la pureza de la fe cristiana. Así dejan constancia de ello, las numerosas leyendas que hay en Liébana relacionando a sus hombres y lugares con la Reconquista y expulsión de los infieles, como se recoge en la copla popular que recuerda la batalla que se libró en el Monte Subiedes y de la que salieron victoriosos los lebaniegos, por el desprendimiento de la montaña:

Subiedes Peña frogosa,
sobre los moros cayó
y a los cristianos libró,
ved que cosa milagrosa.

Pero además, el Monasterio de Sto. Toribio no sólo deviene centro simbólico desde el punto de vista espacial, sino que también deviene corazón del universo personal y familiar de cada uno de los lebaniegos. Así, las etapas cruciales por las que cada individuo ha de pasar a lo largo de su ciclo vital (nacimiento, matrimonio y muerte) son sancionados por el poder sacro que irradia la santa reliquia. La visita obligada de los nuevos padres y el recién nacido, de los novios o de los parientes del difunto, se convierte en un ritual de paso, que confirma una vez más la aceptación formal de su patronazgo divino.