Felipe González Abarca (1830-1842)

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Fray Felipe González Abarca García nació en Avilés el 3 de noviembre de 1765, como consta en el archivo parroquial de San Nicolás, tomo VII folio 36 de bautizados. Perteneció a la Orden de Mercedarios en la que ingresó en el Convento de Sabugo; dotado de inteligencia poco común fue persona de gran erudición, catedrático de Teología en Roma y conocedor de las lenguas antiguas orientales, a su regreso a España obtuvo la cátedra de hebreo de la Universidad de Santiago de Compostela, en la que impartió sus clases durante veinte años. Comendador de varios conventos, el Papa Pío VII lo nombró en 1816 obispo de Ibiza, donde llevó a cabo una inteligente labor pastoral y en 1830 fue designado obispo de Santander. Visitó entonces, antes de la toma de posesión de esta diócesis, su villa natal, en la que se le tributó un cariñosos y multitudinario recibimiento del que hay constancia en las actas de acuerdos municipales de la época.

Durante la regencia de María Cristina fue colaboracionista y adicto al Gobierno Liberal, el cual le llegó a nombrar miembro de la Junta Eclesiástica, organismo consultivo creado en 1934 por el gobierno para la reforma del clero secular y regular. Fue también uno de los pocos que no firmó la Carta colectiva que en 1839 dirigieron veinticinco obispos al Papa presentando un estado deplorable de la Iglesia española por causa de las medidas gubernativas: abolición de la inmunidad eclesiástica, pérdida de diezmos, supresión de órdenes religiosas, cierre de conventos, secularizaciones obligatorias de religiosos, expolio de bienes del clero, autorización de la propaganda protestante, impresión de libros impíos, obscenos e inmorales, castigo, persecución y destierro de obispos contrarios a las medidas. Falleció el 14 de marzo de 1842 y sus restos reposan en la cripta de la catedral santanderina, ciudad en la que inauguró el Instituto de Segunda Enseñanza, en el edificio del exconvento de Santa Clara. Tras su fallecimiento ocurrido el 12 de marzo de 1842, estuvo la sede vacante durante 6 años.

(Fuente: Francisco Odriozola Argos, de la Gran Enciclopedia de Cantabria)

(1)La imagen es de un retrato, de pintor anónimo que se le hizo durante su permanencia en Ibiza y sin duda fue donación suya a su Villa natal, rescatado del trastero municipal en 1956 en situación de deterioro y colgado primero en el Salón de Sesiones, en 1989 fue restaurado por Doña Isabel Alonso Valdés y Doña Ana Eyaralar Riera, colocado posteriormente en el Salón de Recepciones, en el lugar que ahora ocupa. Mide 108 x 89 cms.