Monasterio
Monasterio

San Vicente De La Barquera
Declarado Bien de Interés Cultural / 1992
Arquitectura religiosa: Gótico

 


ÉPOCA:


Finales del siglo XV-Principios del XVI.


HISTÓRIA:


Hay fuentes documentales que indican que en 1454 el Papa Nicolás V concedió al padre franciscano Juan de la Trecha la ermita de la Barquera para habitar allí con otros frailes de la misma Orden. Transcurridos catorce años, en 1468, los monjes pasaron a ocupar un nuevo convento, construido bajo el patronato de la casa de Guevara y la advocación de San Luis, el cual, a fines del siglo XV e inicios del XVI, se remodeló totalmente, dando lugar al convento que aún hoy se puede contemplar. En él Carlos V se albergó durante 23 días cuando por primera vez pisó suelo de España, procedente de Flandes, para hacerse cargo de la corona en 1517. Parece que la estancia del futuro emperador y de su séquito fue debida a una enfermedad transitoria que padeció. Durante toda la Edad Moderna, la mayoría de las familias nobles de la villa hicieron donaciones a la comunidad: Guevara, Calderón de la Barca, Oreña, Castillo... a construir sus capillas funerarias en el interior del templo. Después de la invasión francesa y los procesos de desamortización del siglo XIX (la más famosa de Mendizábal), fue abandonado y la fábrica se arruinó. Las ruinas actuales, no obstante, están adecuadamente conservadas dentro del privilegiado lugar en que se halla. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1992

Ruinas del monasterio

CARACTERÍSTICAS:


Convento, actualmente en ruinas, que conserva parte del claustro con su refectorio y de la iglesia (muros, ábsides, bóvedas y arcos góticos) y, además de una capilla próxima. Todo ello rodeado de una espléndida y cuidada vegetación, con algunos árboles singulares que le dan un particular encanto.


DESCRIPCIÓN:


Ruinas del monasterio
Ruinas del monasterior

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El edificio hoy está derruido en gran parte. Se localiza en una finca particular de excepcional atractivo. La calidad arquitectónica que en su día tuvo este convento se puede vislumbrar en los vestigios de su claustro gótico y en los arranques de la bóveda del templo. Las ruinas se entremezclan con una vegetación exuberante que, poco a poco, ha acabado por invadir la construcción.

La iglesia es típica de la orden franciscana. Tiene nave única, ábside poligonal, crucero y capillas laterales hornacinas entre los contrafuertes, transepto y coro a los pies. Es posible que el crucero se señalase en planta formando una cruz latina, pero en la estructura actual solo se observa el brazo saliente en el lado del evangelio. Entre el crucero y la nave se alza una espadaña que se remata con dos troneras triangulares. Se empleó mampostería en los muros, en los que se conservan restos de policromía, y sillería para el despiece de vanos y pilares, contrafuertes y arquería. La puerta principal se encuentra en la fachada norte situada en el último tramo de la nave precedida por un zaguán, abierto al exterior. El vano de entrada es un arco apuntado, con arquivoltas simples. El ábside, la fachada meridional y el coro son originales, mientras que las capillas laterales son posteriores. Toda la iglesia está construida en mampostería, presentando importantes fallos estructurales que, seguramente, provocaron el desmoronamiento de gran parte del edificio. Examinando el interior del templo se puede afirmar la existencia de dos planes diferentes y consecutivos en la ejecución de la obra, principalmente en lo que concierne a la nave: no existe simetría respecto al eje central. En el último tramo se conserva el coro alto que aún mantiene la cubierta abovedada.

Cruz sobre la portalada
Cruz sobre la portalada

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El conjunto conventual se completa con otra serie de edificaciones entre las cuales destaca la denominada Capilla de Santo Toribio. Se halla sobre un pequeño montículo boscoso cercano al ábside de la iglesia. Consta de una nave rectangular que se remata con un ábside cubierto con bóveda de cañón apuntada. La puerta se abre en el hastial con un arco de medio punto. Estos restos pertenecieron a la capilla de San Vicente que se ubicaba junto al Puente del Parral (en la salida de la villa hacia Oviedo). Su cronología es bajomedieval; se trataría de un recinto penitencial para retiro y oración de los frailes, y es posible que su edificación fuese simultánea a la del convento.

El claustro se levanta en la parte meridional de la iglesia. Aunque debió construirse de manera consecutiva a la iglesia, su estilo artístico es ya barroco. Debió ser de enormes dimensiones si nos atenemos a las proporciones de las crujías conservadas. Conserva dos de sus arquerías laterales, que forman una escuadra. En uno de estos laterales conservados (ala oeste) parece que se encontraba el refectorio, del que solamente quedan algunos arcos diafragma.

Arcadas

PROPIEDAD Y VISITAS:


No posee régimen de visitas. Las visitas a este monumento de propiedad privada se realizan entre los meses de abril y julio y a finales de septiembre y octubre. La entrada es gratuita pero hay que solicitarla en el teléfono 942 71 00 12 o en el ayuntamiento por escrito. Las visitas se hacen con un guía.

BIBLIOGRAFIA:


CAMPUZANO RUIZ, E.: El gótico en Cantabria. Santander 1985, pp. 229-235.

LOCALIZACION Y ACCESOS


Desde Santander se llega a San Vicente de la Barquera por la N-634 después de haber recorrido 60 km. En las proximidades del extremo oeste del puente de la Maza, en la entrada de la villa, se encuentran las ruinas del monasterio.

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