Claudio López Bru

Nació en Barcelona en 1853, el año de retorno a la península de la familia López y Bru. Sensible, serio, retraído, pero sin embargo de carácter generoso e incapaz de soportar halagos y cumplidos.

Cursó la carrera de Derecho en Barcelona entre 1869-73, tras lo cual, por indicación paterna, hizo una completo viaje con su hermano Antonio por diferentes países europeos (Francia, Irlanda, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Alemania, Austria, Suiza e Italia). Fue recibido por el Papa Pío XI en Roma, quien le hizo ver que sus aptitudes le llevaban a propulsar las cuestiones sociales en el campo católico. Amplió estudios de idiomas y economía en Burdeos y Londres.

La encíclica "Rerum Novarum" de León XIII le impulsó profundamente a la caridad cristiana. La muerte de su hermano Antonio le afectaría en grado sumo, había perdido uno de los seres más queridos. También con su muerte recaía en él la sucesión de absoluta del título y fortuna imponente de su padre.

Contrae matrimonio con María Gayón Barrie el 23 de marzo de 1881, ahijada de su padre y de una belleza deslumbrante, fue una de las mujeres más bellas de su época. Entre su corte de admiradores destacaba el propio Alfonso XIII, quien admitía que no se casaría hasta que encontrase una mujer como ella. Fue dama de honor de la Reina Isabel II y con este fin iba a Madrid cuando le correspondía.

En 1896 a Claudio le fue diagnosticada una afección pulmonar; por lo cual, los médicos le recomendaron que descansará en tierras de clima benigno. Mientras descansaba en Caldetas (Barcelona), una tarde se presentarían su cuñado Joaquín de Piélago y Manuel Arnús para comunicarle la tristísima noticia de la muerte de su padre. Un Claudio enfermo y débil se trasladaba a Barcelona al sepelio de su padre. De él heredaba el marquesado y todas sus empresas y propiedades "Compañía Trasatlántica Española, Compañía General de Tabacos de Filipinas, el Banco Hispano-Colonial, minas en Aller, Orbó y La Hullera, fincas en Alamín, Navalmoral y La Moguda".

Sus tres grandes pasiones fueron la Iglesia, España y la Monarquía. Apoyó a ésta en todo momento, poniendo sus buques al servicio del Estado en las grandes crisis vividas a raíz de la Guerra de Marruecos, de la pérdida de las colonias de Cuba y Filipinas.

Claudio profesó una profunda amistad con el monarca Alfonso XII debido a las estancias veraniegas del rey en Comillas. Cuando su padre, el Marqués, debía dedicarse a los negocios, era Claudio quien acompañaba, explicaba y entretenía a la familia real. Obtuvo el título de Grandeza de España de primera clase y Alfonso XII le nombró en 1884 Gentilhombre de cámara con Ejército y Servidumbre, como manifestación de gratitud. Con Alfonso XIII mantuvo los mismos lazos de amistad, otorgándole el Gran Collar de la Orden del Toisón de Oro, suprema de todas las condecoraciones reales, en 1913. También la Monarquía le distinguió con otras distinciones: "Gran Cruz de Beneficencia", del "Mérito Militar", del "Mérito Naval", de "Carlos III", de "Isabel la Católica"

Sin embargo, Claudio era enemigo de figurar en todos los actos, permanecía en el último puesto, deseoso de pasar inadvertido.

Durante la catástrofe provocada por el estallido del vapor Cabo Machichaco el 3 de noviembre de 1893, en Santander Claudio envió desde Barcelona médicos, bomberos y otros equipos de primeros auxilios. En agradecimiento por este servicio, la Diputación de Santander, la prensa y las corporaciones locales pidieron para él el título de duque de Santander. El presidente del Gobierno, Práxedes Mateo Sagasta presentó la solicitud a la Reina regente, que consintió. Pero don Claudio lo rehusó.

Profundamente religioso y comprometido con las actividades que en aquel tiempo impulsaba la iglesia católica, fundó con el padre Antonio Vicent los Círculos de Obreros; impulsó el Consejo Nacional de Corporaciones Católico-Obreras; participó en el Banco Popular; organizó la célebre peregrinación obrera al Vaticano en 1894, en la que llevó a los pies del Papa León XIII a 18.000 obreros españoles (puso a disposición de ellos los barcos de la Compañía Trasatlántica); ayudó a los Círculos Católicos de Madrid, los Centros de Cultura de la Mujer y Protección de la Infancia, de Barcelona; editó el libro del padre Vicent Socialismo y anarquismo, comentario a la encíclica Rerum Novarum; impulsó la denominada Asociación General para el Estudio y Defensa de los Intereses de la Clase Obrera, constituida por juristas y políticos; organizó el Consejo Nacional de Corporaciones Católico-Obreras y sus respectivos Consejos Diocesanos; organizó la Academia Universitaria Católica; la Sociedad Constructora Benéfica de Casas para obreros en varias localidades españolas (Madrid, Comillas...); fundó la Casa Social Católica; colaboró con diversos sindicatos católicos, como los de Mineros de Asturias, el de Ferroviarios de Valladolid...; y financió las revistas Boletín del consejo Nacional, La Paz Social, Eco del Pueblo. Un colaborador personal de Claudio López, Carlos Martín Álvarez, afirmaba que el segundo marqués de Comillas dio dos tercios de su fortuna para obras caritativas y sociales. Efectivamente, él siempre demostró un gran amor por los necesitados y se gastó, con verdadera caridad cristiana, inmensas catidades en limosnas, en construcciones para obras sociales, en dignificar al pobre obrero que vivía en condiciones ínfimas, en llevar ánimas al desvalido, etc.

Fue Presidente de la Acción Católica durante 25 años

Prosiguió y culminó la obra comenzada por su padre, en el Seminario y Universidad Pontificia de Comillas, dándole un gran esplendor artístico. Con su máxima "Pon vida en el arte, pon arte en la vida" supo imprimir en todas las construcciones su esmerada educación estética y su gran cultura. El 10 de julio de 1891, donó a la Santa Sede este centro de estudios

Mantuvo estrechas relaciones con El Vaticano y propuso la compra de los terrenos de la ciudad-estado al gobierno de Italia. Tras el terremoto de Messina, en 1908, ofreció a la Santa Sede el trasatlántico "Cataluña", equipado de médicos, medicinas, vituallas y todo lo necesario para recoger huérfanos y heridos. El papa León XIII le concedió el título de caballero de la Suprema Orden de Cristo y el Papa Pío X le concedió el 24 de febrero de 1910 el título de caballero de la "Espuela de Oro". Se trata del único católico que ha conseguido ambas distinciones. En 1911 gestionó la visita de Alfonso XIII a Roma. Otras de las condecoraciones que recibió de El Vaticano fueron la de "San Gregorio Magno". Dulce y serenamente murió el 18 de abril de 1925, acompañado por María, que le asistió hasta el último suspiro de vida. Fue amortajado con el hábito de jesuita. El Rey para honrar a Claudio dispuso que el féretro pasara por delante del Real Palacio, un honor sola reservada a contadas personalidades. María moría el 9 de diciembre en Villamayor (Burgos).

Su muerte fue llorada por todos sin distinción, desde el rey hasta las personas desconocidas a las que ayudó tantas y tantas veces con sus generosas limosnas y acciones.

Sus restos descansan en una capilla de la iglesia de la Universidad Pontificia de Comillas.

En reconocimiento a su virtudes cristianas se emprendió un proceso de beatificación dirigido por el jesuita Eduardo Fernández Regatillo. El decreto de aprobación de sus escritos lo dio la Santa Sede el 26 de julio de 1953.