Cillorigo de Liébana (Gaceta 14-4-1893)

detalle interior

Declarada B.I.C. 1983. Su importancia en el ámbito nacional es indiscutible, pues el ella se sintetiza el arte mozárabe.Esta pequeña Iglesia constituye uno de los más bellos testimonios prerománicos de Cantabria, e indudablemente el mejor conservado y mas sobresaliente de estilo mozárabe. Parece que su fundación se produjo en el año 925 gracias a a Don Alfonso y a su esposa Doña Justa, condes de Liébana.

canecillos

En su estructura aparece por primera vez el pilar compuesto cruciforme, es decir, el soporte de núcleo cuadrado a cuyos lados se adosan las columnas que van a recibir los arcos fajones y formeros y que será fundamental en el desarrollo del románico. De igual modo, su concepción espacial con tramos de diversas alturas que confieren una gran belleza al conjunto. Los capiteles y canecillos o modillones son de excelente factura.

iglesia sta Mª Lebeña

Consta de tres naves siendo la central la más ancha. Están separadas por pilares compuestos de núcleo cuadrado y columnas adosadas, los capiteles son corintios de gran calidad y en su collarino aparece un sogueado doble de tipo asturiano. Las bóvedas están dispuestas en espacios independientes, con cañones longitudinales en la nave central y en los ábsides y transversal en las laterales. Sobre la imagen de la virgen que se guarda en esta iglesia

interior:nave central

Tanto el collarino como la disposición de las bóvedas, acercan a Santa María de Lebeña al estilo asturiano que se puede apreciar en iglesias como San Martín de Lillo. Los soportes y los capiteles tienen semejanza con otros edificios mozárabes.

Tiene especial interés el juego que se aprecia en el interior de distintas alturas que en el tramo central alcanza su mayor elevación.
Los aleros apoyan sobre modillones de rollos con motivos de rosáceas o swásticas, cuyos precedentes se encuentran en la última época romana y la visigoda.
La torre, separada del edificio, es de estilo neo-mozárabe, sin demasiado interés arquitectónico.

piedra

En el interior del edificio destaca la gran losa de piedra, aparecida al arreglar el suelo de la iglesia en los años setenta, que a modo de gran frontal cubre el altar mayor y que en su día debió servir para separar distintas zonas del templo.