Villasevil. Santiurde de Toranzo
Bien de Interés Cultural
B.O.E. 21-07-1978
Santa Cecilia de Villasevil conserva los mejores restos románicos del valle de Toranzo. Un románico en el que se aprecia un claro influjo de los talleres que trabajaron en el norte de Palencia a finales del siglo XII. Alberga en su interior una de las pilas bautismales de estilo románico más destacadas de Cantabria.
Una de las pocas iglesias románicas -aunque de este estilo solo quede su cabecera- que se ha conservado en el valle de Toranzo, es esta de Villasevil. La población está unida al hecho histórico memorable de haberse celebrado en el las nupcias del príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos, con la princesa de Austria doña Margarita, en Marzo de 1497. Se sabe también que Carlos V se detuvo en Villasevil en 1522. En ambos casos, los príncipes verían la parte mas antigua de la actual iglesia.
De ella, se conserva en románico su ábside, si bien se puede apercibir que en época posterior, al elevar su cornisa, se hicieron desaparecer los canecillos románicos que, casi con seguridad, debió de tener. Pervivieron sin embargo, las tres ventanas, pero también se quitaron las columnillas exteriores que dividían al ábside en tres calles.
El análisis de los elementos que forman sus tres ventanales, cimacios, arquivoltas, capiteles, etc, nos aseguran que la vieja fabrica románica de Santa Cecilia se debió de levantar en los años finales del siglo XII, pues las arquivoltas interiores llevan roleos vegetales con calado profundo y talla muy fina que caracteriza a la escultura de esta época ya avanzada. En los capiteles predominan las "roscas" vegetales que, tendiendo al molinillo, se acercan extraordinariamente a la forma de hacer de los escultores románicos que, ya en época transicional, renuevan la escultura románica peninsular. Su talla es muy similar -casi podríamos asegurar su conexión- a la de los canteros de los monasterios de Aguilar de Campóo y San Andrés de Arroyo (Palencia), cuyos trabajos o influencias avanzan bastante hacia la geografía de la Montaña.
En el interior se constata que la primitiva planta, de una sola nave, se modificó posteriormente ampliándola a tres. De todas formas pervive el ábside románico con una imposta que le recorre a media altura.
Muy digna de aprecio es su pila bautismal, también románica y de gran tamaño (del tipo de las conservadas en las Bareyo o Santillana del Mar) con decoración de acantos planos imbricados, que no fueron la mayoría de ellos acabados de tallar. Aún cuando no fue concluida del todo, presenta un aspecto ciertamente solemne.
Del resto de la iglesia destaca la capilla de la epístola que conserva la inscripción de la familia Villegas. Su construcción fue finalizada en 1627.