Escalante
BIEN DE INTERÉS CULTURAL
B.O.E. 12-12-1981
El Convento de San Sebastián de Montehano fue fundado en los primeros años del siglo XIV, hacia 1305. En un pleito sobre la posesión de las rías entre la villa de Escalante y el convento de San Sebastián, de 1490, la Chancillería de Valladolid dio la razón al convento alegando que ya en 1305 estaba en posesión de ellas, lo que induce a pensar que ésta es la fecha de fundación del convento. En apoyo de la fecha de fundación de 1305 Santibáñez cita un documento del archivo de Monte Hano (del que no da la fecha, pero que suponemos es del siglo XVIII) en el que se dice:
"por los años de mill trescientos cinco dono la Hermita de S. Sebastian de Hano Pedro de Guevara (embajador de los Chatolicos Reyes de Hespaña) a los religiosos de S. Francisco como propia y propio sitio suyo que dandose con el Patronato como oy lo son sus subcesores Condes de Escalante y actualmente el Sr. Marques de Bal de Carrazona y haviendo tomado Posesion la Provincia de Cantabria erigio Convento y le señaló por Vivienda de Religiosos Recoletos como hasta aora lo ha sido y lo es desde aquel tiempo hasta ahora".
En el testamento otorgado por don Beltrán de Guevara el 1 de septiembre de 1441 mandaba ser enterrado en el eremitorio de San Sebastián de Hano, de la Orden de San Francisco "delante del altar mayor de la dicha iglesia", dejando diversas mandas para los frailes. Dice así:
"cuando la voluntad fuere de Dios de me llevar que el mi cuerpo sea enterrado y sepultado en el hermitorio de San Sebastian de Hano que es de la orden de San Francisco, que es en el término y señorío mio, cerca del mar lugar de Escalante e cuando finare que sea enterrado en el habito de San Francisco y que me entierren delante del altar mayor de la dicha yglesia e mi heredero que oviere de heredar lo mio mando que faga facer luego don sepulturas la una para mi y la otra para mi muger doña Juana de Quesada que Dios haya e mando que el día que yo fuere enterrado que me pongan mi pendón colgado sobre mi sepultura y la cota de armas y mando que cuando la mi honrra se oviere de faser que guarnescan el ataud e las andas de Damasco o de tapete prieto e despues de la mi honra fecha que sea dado para ornamentos a la dicha yglesia e ermitorio".
Don Beltrán de Guevara funda capellanía perpetua con mil maravedís anuales, para vestuario de los frailes. Para los cinco frailes les daría: además cada año 60 cuartas de pan -20 de trigo y 40 de borona-, que preferentemente se asignarían de las recogidas " en las mieses mías de Escalante". Se sabe que los Guevara donaron al convento algunas reliquias, seguramente las de las Once Mil Vírgenes, guardadas en la llamada Capilla Privilegiada.
En un memorial de sepulturas del convento, del año 1615, se dice:
"en medio de la Capilla mayor pegante a las gradas del altar tiene su sepultura D. Luis de Guebara Señor de la Villa de Escalante. Hace 14 o 16 años que está deteriorada".
Suponemos que en realidad se refiere al sepulcro de hijo de don Beltrán de Guevara, don Ladrón de Guevara, que por tanto resultó deteriorado hacia el año 1600. Después otros miembros de la familia Guevara se mandarían enterrar en la iglesia, en la capilla mayor. En la iglesia se enterraron don Ladrón de Guevara, hijo del fundador don Beltrán; los del Comendador de Santiago, don Pedro de Guevara, Embajador de Carlos V en Polonia, y los del virrey de Navarra, don José de Guevara, capitán general en el Rosellón. Una lápida sepulcral en el suelo de la iglesia, con epitafio redactado en latín por Menéndez Pelayo, cubre los restos de doña Joaquina de la Pezuela y Puente, Marquesa de Viluma y Condesa de Casa-Puente. En la iglesia conventual, la familia Guevara se enterraba en la capilla mayor, como patrona del convento, y existían además otras dos capillas donde diversos personajes de relevancia buscaron situar sus enterramientos: En el lado del Evangelio la Capilla del Cordón, y en el lado de la Epístola la Capilla de Nuestra Señora, también llamada Capilla Privilegiada. En el lado del Evangelio (aunque algunos documentos, creemos que por error, la sitúan en la Epístola) se levantaba la Capilla del Cordón, en la que supuestamente recibió enterramiento Bárbara de Blomberg, amante de Carlos V y madre de Juan de Austria, aunque recientemente se ha señalado que quien en realidad recibió aquí enterramiento fue su dama flamenca, doña Magdalena de "Bangós", por quien años después se continuaban diciendo misas al haber dejado renta para ello. Un documento del año 1615 describe sin embargo el enterramiento provisional de Doña Bárbara de Blomberg:
"En la Capilla del Cordon que es una Capilla muy grande y muy buena que está al lado del evangelio no ay sepultura... Solo en medio de la Capilla esta depositado el cuerpo de madama barbara beamberge Madre del serenisimo Principe don Joan de Austria en un ataud pero no porque se ofrenda ni cossa alguna en provecho del convento. Esta en el Archivo el testamento que dicha madama hizo en la Villa de Colindres a 26 dias del mes de julio de 1597 Ante Joan de puerta Palacio Escribano Por el qual se mandava enterrar en una Capilla del convento de Sant Sebastian de Hamno hasta que la voluntad del Rey N. Sr. sea servido de trasladarle a otra parte. Mando se dixessen en este convento todas las missas y perpetuos que en su testamento mandava al convento de Laredo y otras nuebas de las quales ninguna se cumple ni a cumplido porque no quedo hacienda para ello ni ay quien tenga cuydado ni haga casso de su sepultura y Cuerpo".
Al parecer Bárbara de Blomberg donó algunas pinturas al convento. Hoy existe en esta capilla una lápida con la inscripción "Da Bárbara de Blombergh madre de Don Juan de Austria año MDXCVII" y una galera grabada en alusión a Juan de Austria y la batalla de Lepanto.
La Capilla de Nuestra Señora o "Capilla Privilegiada", situada en el lado de la Epístola, era un lugar buscado para enterramiento pues allí existían reliquias de "las Vírgenes", suponemos que de las "once mil Vírgenes" y esta presencia de reliquias aseguraba una protección en la otra vida. La capilla era llamada la Privilegiada, por el altar privilegiado concedido por Gregorio XIII en 1584, donde recibían sepultura algunos bienhechores del convento, como Pedro Sánchez Garrido, alguacil de la Inquisición en Santoña, en 1585 y la familia Lamadriz en 1598. A fines del siglo XVI vemos a los Guevara afianzar su patronato sobre el convento colocando sus armas en la capilla mayor, lo que sin duda está en relación con el pleito y los episodios violentos mantenidos con la villa de Escalante en esta época. El 19 de agosto de 1593 Sebastián de Llano, vecino del valle de Aras, se obliga a bajar el retablo y altar mayor más abajo y hacer gradas y escaleras, revocar la capilla mayor y poner dos escudos, uno frente a otro, con las armas de don José de Guevara, patrono de la capilla, por 462 reales. A partir de 1596 se produce una reforma de los accesos a la iglesia y de la zona de los pies de ésta, reforma realizada en estilo clasicista. El 12 de mayo de 1596 el maestro de cantería Diego de Villanueva contrataba por 1.200 reales la obra de rebaje y terraplenado del acceso al monasterio, la construcción de una portada y la elevación de la primera bóveda de la iglesia después de dicha portada, todo según sus propias trazas. Se reforma por tanto la antigua iglesia gótica y sus accesos. La nueva bóveda se haría de ladrillo enyesado. Por debajo de la bóveda se haría una decoración guarnecida y refajada, con "rrequebraturas muy galanas" y pilastras adosadas en las esquinas, sin capiteles, sustituidos por la línea de imposta; las pilastras apoyarían no en basas sino en un zócalo de yeso que recorrería toda la capilla. Por encima de la línea de imposta se extenderían fajas y ventanas, cerrando por alto el conjunto hasta la bóveda. Se trataba indudablemente de la sustitución de una capilla gótica muy baja por una capilla clasicista con los elementos clásicos apocopados, como es característico a fines del siglo XVI. La portada se hizo "de piedra de grano muy buena y la dicha puerta rrefaxada de dentro y fuera a rregla con su dintel", tal y como hoy se ve, con sus escalones también de cantería.
Sabemos que también Diego de Villanueva se encargó de reformar la Capilla del Cordón, situada en el lado del Evangelio de la iglesia. Para todas estas obras se emplearon dineros aportados por el licenciado García de Lamadriz. Su mujer María Pelegrín, eligió sepultarse en este convento en la capilla de Nuestra Señora, en el lado del Evangelio, junto al "altar pribilegiado de frente de las cabeças de las Vírgenes" y se le concedió permiso a García de Lamadriz y su familia y descendientes para colocar sus armas y lápidas funerarias. Por ello pagó 50 ducados a Diego de Villanueva para las obras de la iglesia "por efeto de hazer y edificar la capilla del cordon questa en el dicho monasterio y otros edificios que en el se han fecho". Además de los dineros entregados por García de Lamadriz, se añadió que Don Rodrigo Santelices, quien testó el 11 de septiembre de 1599, legó al convento seis cientos reales para la fábrica de la portería y prometió hacer la librería: "hará la Libreria encima de la Porteria del monasterio". Según Santibáñez, una lápida en el lado norte del convento indica que esta zona fue construida en 1600.
La reedificación del convento en el siglo XVII
El Convento fue reedificado a principios del siglo XVII, debido a un aumento en el número de monjes, que llegó a alcanzar el número de doce. Con esta reforma, la primitiva iglesia fue derribada en 1628. Se produjo una donación por parte de Fray Diego de San Antonio que había sido novicio en Hano y chantre en la catedral de Lima; dejó en su testamento 1.500 ducados de plata para la obra de la nueva iglesia "por la urgente necesidad que de ello a y no averse podido reparar como convenía y se desseava la vieja". Además . se construyeron el claustro, refectorio, coro, hospedería y en general todo el convento, aunque no se Ilegó a realizar todo el proyecto. Según Santibáñez, el convento e iglesia se deben a los maestros de cantería Domingo de Isla, Pedro de Hano y Pedro de Villasocorro, y se inauguró en 1630.
El proyecto señala la nueva construcción, que aprovecha las obras recientemente realizadas por Diego de Villanueva:
"El altar mayor se vuelve a la parte de oriente donde solía estar y tiene su ventana al mediodia y vidrieras. con seis capillas laterales tres a cada lado en proporcion y casi uniformes cada una con su ventana y vidrios muy acomodados"
. "la capilla que llaman del Cordon ya está echa; otra capilla se pone donde está ahora la Portería también de 20 pies quadrados y todas como la que esta a la parte del evangelio donde esta aora la puerta de la iglesia y que intentaba labrar el oydor D. Juan de Santelices miden 20 quadrados. La Capilla que llaman pribilegiada puesta al mediodia y parte de la epistola de 30 pies a lo largo se hacen dos de 14 1/2 y aunque las capillas que conforntan con ellas en la otra parte tienen cada una 20 pies a lo largo no caussa disformidad ninguna. Otra capilla se pone donde estaba la escalera que vaxa a la yglesia y un pedazo que se quita a la sacristía (sin que a ella le haga falta) de 20 pies en quadro. El Coro se asienta donde aora esta el claustro de 28 pies de largo o 30 daransele sus dos ventanas una empar de otra sobre el texadillo del claustro dos pies distantes la una de la otra de a vara cada una, no más porque el viento hiere allí mucho y si se hycieren mayores no serian seguros ni los vidrios".
Además de la iglesia y coro, el edificio constaba, según el plan y su explicación, de portería, hospedería, enfermería, librería, refectorio, ordenación, cocina, oficinas y noviciado. Este plan sin embargo, no se llevó a cabo en todas sus partes. En la obra de la iglesia se gastaron unos 40.000 reales, de los cuales casi la mitad los dio el ex Chantre de la Catedral de Lima y novicio del Monasterio Fr. Diego de San Antonio. Santibáñez cree que de esa misma época son el refectorio, el cementerio levantado sobre las ruinas de la antigua capilla de Nuestra Señora, cuyo culto aparece desde entonces en la iglesia, y la mayor parte de las tapias de la huerta. Puede sospecharse la intervención en la traza del convento de Juan de Naveda, el arquitecto diseñador de los conventos franciscanos de Santander y El Soto en Iruz. Naveda tuvo a su cargo la obra del convento de San Francisco en Lerma, que cedió a Francisco de Isla, con quien además se asoció para construir otro monasterio en Castroserracín (Segovia). Hizo obra también en el convento de clarisas de Santo Domingo de la Calzada. Naveda pareee ser el sucesor de Fray Miguel Aramburu en el diseño de los conventos franciscanos de la región, en ocasiones ayudado por Fray Lorenzo de Jorganes, el sucesor oficial como arquitecto de la Provincia franciscana de Cantabria. En mayo de 1663 Antonio Gómez de Palacio, vecino de San Miguel de Aras, contrató la obra de reparación y ampliación en 276 pies del muelle del convento de San Sebastián de Hano, por 1.700 reales, todo según el proyecto elaborado por Juan de Cabro. Se construiría con sillares a soga y tizón, de modo que se pretendía hacer el edificio con toda "belleza y firmeza". El 5 de febrero de 1665 el Capitán Don Antonio Ortiz del Hoyo, vecino de Santoña, daba al convento 550 ducados para enlosar la iglesia y labrar el retablo mayor, a cambio de que se le concediera en el convento enterramiento para él y su familia "en medio de la capilla que llaman del Cordón que esta en la iglesia del dicho convento al lado de la epistola y que en el pudiese esculpir sus armas en una losa con su rotulo y epitafio conveniente y esculpir sus armas". Se ajustó la obra del retablo en la citada cantidad y se autorizó el enterramiento, aunque sin centrar la citada capilla. Creemos que este retablo es el que hoy preside la iglesia del convento de San Juan de Monte Calvario. Los retablos de la iglesia originales ya no existen, pero su iconografia sería inventariada en 1809: "Altar mayor, Purísima, S. José, S. Joaquín y El Niño Jesús sobre el tabernáculo. Altar del lado de la epístola, S. Juan Capistrano. Altar del lado del evangelio, S. Bernardino de Sena. Altar de la salida de la de la sacristía, N.P.S. Francisco. Altar de enfrente a éste, S. Antonio". Hubo un famoso medallón con la Virgen con el Niño, al parecer de escuela italiana y actualmente desaparecido. El retablo actual es obra reciente, de estética neobarroca, inspirándose en los retablos de hacia 1670, con columnas de estrías onduladas. Por encima del basamento de piedra se alza un banco, cuerpo con tres calles y cascarón. Recibe su culto aquí una imagen moderna de Nuestra Señora la Divina Pastora, patrona de las Misiones Capuchinas". Se representan además a San Francisco y San Antonio de Padua y los relieves de la imposición de las llagas a San Francisco y el martirio de San Sebastián.
El Convento en los siglos XVIII y XIX
Durante el siglo XVIII el convento siguió creciendo y reformándose. Si en 1441 lo habitaban 5 frailes, ya eran 12 a fines del siglo XVI y 22 en el siglo XVIII, de los cuales 16 sacerdotes y el resto novicios, estudiantes o legos. Hacia 1719-21 un rayo cayó en el refectorio y otro en diciembre "que apeó la espadaña y oficinas, los cuatro paños del claustro y la interior sacristia"; fundió las campanas, abrasó la cajonería de la sacristía y dejó en mal estado los cuatro lienzos del claustro. Ante los daños se pidió al Marqués de Valdecarzana, Conde de Escalante y de Tahalú, patrono del convento, que contribuyera a la reparación, a lo que éste contestó el 5 de septiembre de 1721 solicitando un traslado del título de patrón y que en la iglesia se colocaran sus escudos como existieron en la iglesia demolida en 1628. En 1739 se reconstruyó una parte de las dependencias conventuales, tal y como acredita una inscripción sobre una de las fachadas. En 1778 don Juan de Guevara, señor de Escalante, ordena en su testamento que "se den cien ducados de oro para reparos e hornamentos de la sacristia del dicho Monasterio". Las tropas francesas utilizaron la iglesia como cuadra en la guerra de la Independencia, expulsando a los monjes. Una nueva expulsión se produjo con la Desamortización de Mendizábal. Tras la desamortización el convento fue adquirido por don Pedro de la Puente, conde de Casa Puente y fue entregado a los Padres Capuchinos, quienes lo ampliaron. Los Padres Capuchinos se instalaron en el convento el 23 de febrero de 1879, asistiendo el Obispo a la correspondiente ceremonia. Según un inventario de los objetos desamortizados en el convento llevado a cabo en 1835, había pocas cosas de interés en el convento, citándose que "sólo había en los nichos de los altares varios santos de bulto de poco mérito y algún cuadro estropeado, que tampoco me parecieron dignos de trasladarse" y en la biblioteca "existen 1.064 volúmenes en pergamino los más de ellos y otros sin forro en 80, 40 y folio, de obras incompletas, antiguas y estropeadas, de Teología, Moral y Sermonarios de letra gótica, algunas de cuyas obras, según aseguran varios particulares, estuvieron en la Torre de Escalante abandonadas en las épocas de 1808 y 1821, entre los cuales no se ha hallado cosa digna de recogerse útil para los institutos de ciencias y artes"; y en cuanto al archivo "no existe documento alguno interesante al objeto de mi encargo, sólo contiene escrituras censuales, obras pías y demás papeles con las cuentas de cargo y data del Convento, que puso de manifiesto el Síndico Apostólico, y se hicieron cargo los comisionados de amortización". A mediados del siglo XIX el convento fue descrito por Pascual Madoz: "está basado sobre un peñasco rodeado de mar por el NE. y S., tocando el agua sus murallas; la elevación del edificio es de 66 pies por la parte del E., 62 por la del S., 33 por la del N., y 17 por la del O.; consta de 2 pisos, en el primero hay 8 celdas bastante medianas; en el segundo 9 perfectamente construidas inclusa la prioral que es muy espaciosa; en este segundo piso está el refectorio, pieza muy cómoda y en gran manera decente; detrás y comunicando con él por dos puertas, están las bodegas, una de ellas casi subterránea y abierta en parte a fuerza de barreno en piedra viva. La iglesia de 70 pies de largo, 48 de ancho, y 27 1/2 de altura, tiene 5 altares; el mayor y los dos colaterales son de gusto plateresco exagerado; los otros dos sumamente sencillos. Entre las diferentes esculturas de poquísimo mérito que quedan, se ven los magníficos restos de una medalla en alto relieve, al parecer de la escuela italiana; esta medalla colocada en el segundo tercio del altar mayor en su parte media, representaba el suplicio de San Sebastián; pero ha sido destruida en su mayor parte durante las últimas guerras, ya por haber la quitado para ocultarla, ya por haberla dejado a merced del populacho que ha tenido no pequeña parte en su ruina. En esta iglesia dicen los naturales está sepultada Doña Bárbara de Blomberg, madre de D. Juan de Austria; esta tradición tiene fundamentos bastante curiosos, que omitimos por no creerlos de mayor peso. El convento es hoy dia propiedad particular; huertas muy buenas, pozo de escelente agua, bosque de olivos y encinas, el mar besando el edificio, y un muelle perfectamente conservado de 612 pies de long. por 6 1/2 de ancho, hacen en este sitio la perspectiva más pintoresca de la costa, y aun quizá de la provincia. El edificio tal como se halla sirve para colegio de internos de marina". Nunca fue escuela-colegio de guardamarinas como dice Madoz, sino que habitaron allí unas familias de pescadores tras ser adjudicado en 1842 al comerciante Pedro de la Puente. Los religiosos volvieron en 1876 y se instalaron plenamente en 1879 tras serles donado el convento.
El convento en la actualidad
La iglesia, como hoy se conserva, es de una sola nave, de orden toscano, cubierta con bóvedas de cañón con lunetos y con bóveda de arista en el pseudocrucero que da paso a dos capillas laterales a modo de transepto (Capilla del Cordón y Capilla de Nuestra Señora). La cabecera termina en testero recto (oculto por el retablo mayor). A los pies se alza un profundo coro elevado sobre arco escarzano. La planta de la iglesia forma en realidad una cruz latina de brazos muy cortos que marca una centralización del espacio. Las capillas laterales se hallan hoy cortadas a media altura por sendas ampliaciones del coro, de época reciente. Pero en general es un excelente ejemplo de arquitectura religiosa del siglo XVII.
Un cuadro de Flavio San Román, conservado en el convento, nos muestra cómo eran los accesos a la iglesia a principios de siglo, con un pórtico lateral rematado en espadaña, que ya no existe, y el actual pórtico cegado en uno de sus arcos mientras que por el otro se ascendía por una escalera. En este pórtico hay una imagen de San Sebastián situada en una hornacina y un escudo de la orden franciscana bajo el que está grabada una inscripción con la fecha difícilmente legible pero que parece leerse "AÑO 1596", correspondiente a la obra del maestro Diego de Villanueva. En el muro de la fachada contigua hay otro escudo de la orden franciscana con la inscripción "AÑO 1600"; y bajo una de las ventanas altas se lee "JESUS, MARIA, JOSEPH. AÑO DE 1739". Junto a la iglesia se halla un pequeño claustro, construido en el siglo XVII, en estilo clasicista. Presenta dos pisos con series de tres arcos, todo de muy pequeño tamaño, pero muy interesante arquitectura y perteneciente a la misma campaña constructiva que la iglesia.
Otra de las obras conservadas es la biblioteca, una gran nave de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón con lunetos y que también data de la campaña constructiva de 1630. El resto de las dependencias conventuales han sufrido transformaciones muy radicales, la última debida a los arquitectos Alfonso Rubi, César Caicoya e Ignacio Guinea, en 1977. Los planos conservados de esta reforma dan idea de los cambios experimentados por el edificio. Había en Monte Hano un santuario dedicado a Nuestra Señora del Monte. Esta ermita estaba en la huerta del convento y fue, según Santibáñez, "uno de los santuarios marianos más antiguos y de mayor devoción de la Montaña". Los alrededores del convento sin duda han sufrido muchas modificaciones. Una descripción, posiblemente del siglo XVIII, describía esta zona:
"este puente se llama Puente de Hano: el monte se llama de Hano el convento assimismo el Convento de Hano, el monte como se dijo es piramidal y en su cima tiene un castillo antiguo que tambien se llama el Castillo de Hano. Desde este mismo castillo vaja un camino ancho por donde asi los vecinos de Escalante como dicho Convento han vajado siempre leña de dicho monte este camino viene a dar y desembarcar a la misma puerta de la huerta clausura de dicho convento y esta cuesta o camino le han llamado siempre y oy le llaman la cuesta de los frailes".
Sobre este puente existe una antigua fotografía que lo muestra como un puente de un solo ojo y con arco de medio punto de cantería. Más recientemente, don Angel de Jado Canales, escribía en 1955 sobre la isla de Montehano, isla "que ya dejó de serlo al quedar en parte unida con la opuesta ribera cuando se desecó un pequeño trozo de mar para convertirlo en fincas de cultivo; permiten derruirse la torre guerrera, destruyen el verdor de la enramada al explotar canteras que dejan las grandes manchas de extensas heridas en su superficie, y trazan carreteras sobre el mar, uniéndola con Cicero y Santoña..."