Cerbatos (Campoo de Enmedio)
BIEN DE INTERÉS CULTURAL
(Gaceta 6-8-1895)
La Colegiata de San Pedro de Cervatos es el monumento más célebre de la comarca campurriana y, dentro del estilo románico uno de los mejor conocidos de Cantabria. La importancia histórico - artística de la colegiata es incuestionable y ya fue valorada el siglo pasado por los primeros investigadores del fenómeno románico. Prueba de ello es su declaración como Monumento Nacional en fecha tan temprana como 1895.
En la primera referencia escrita que se tiene de San Pedro, en un fuero fechado en el año 999 que se considera apócrifo, consta como monasterio y parece ser que como tal siguió hasta mediados del siglo XII en que se transforma en colegiata.
La historia dice que antes que Colegiata fue el monasterio de San Pedro, que posiblemente fue fundado en el año 999 el conde de Castilla Sancho García. Aún así, el documento se considera apócrifo aunque tuvo que haber una base de verdad. Hubo cartulario original y aún existe una copia que se hizo en 1778. Su mayor fuerza y dominio lo alcanzó en los siglos XI y XII, y en 1186 se sabe que Alfonso VII lo conmutó por el de San Eufemia de Cozuelos.
Su dominio en el XV se extendía sobre todo por Campoo y algunos pueblos del Besaya, constando bienes o iglesias en pueblos extremos como Revilla Vallegera, al suroeste de Burgos, y Asenjo en la costa cantábrica.
Al pasar a la sede burgalesa debió transformarse en colegiata, y ya en 1199 sabemos que el obispo de Burgos, Marino, dedica la iglesia. Decayó en los siglos XIII y XIV y tuvo un resurgir en el XV.
En la fachada aparecen dos inscripciones con fechas de 1129 y 1199 respectivamente, que se corresponden bastante bien con las dos tendencias estilísticas que aparecen en el edificio. A la primera fecha hay que llevar la fábrica de la nave, el ábside y la portada, dentro de la fase del románico pleno. Las proporciones son muy armónicas, sobre todo en lo que respecta al ábside y a la portada. El primero se divide en tres calles delimitadas por altos contrafuertes hasta la línea de imposta sobre los que descansan columnas de fuste monolítico que rematan en capiteles historiados confundidos con los canecillos. La portada se destaca del muro del mediodía mediante una estructura saliente cubierta con tejaroz. Presenta un perfecto abocinamiento que se cierra en un tímpano de gran valor artístico decorado con una maraña de entrelazos vegetales de hojas pentapétalas. Por el dintel corren dos fajas decoradas, la inferior con igual motivo que el tímpano y la superior con leones afrontados. Los aleros del ábside, de la nave y del tejaroz de la portada se sostienen por un conjunto de canecillos que llaman poderosamente la atención por la extrema lubricidad de algunas de las escenas representadas.
Alguna de las características de este monumento son las siguientes: en torno a ella podemos observar una necrópolis de tumbas bajas; también existen varios canecillos decorados tanto sobre la puerta como sobre la cornisa. Su puerta resaltada, con arco de medio punto y arquivoltas que apoyan sobre tres capiteles animalísticos. Dintel y tímpano excesivamente decorados. El ábside es alto y semicircular, con muros presbiteriales rectos y con tres calles separadas por contrafuertes que acaban en fustes que llegan a la cornisa. En cada calle, ventana de medio punto con capiteles. Todas las cornisas exteriores se llenan de canecillos variados. La torre es prismática de tres cuerpos: inferior casi macizo; medio con arcadas por lo general ciegas, de arcos apuntados y con capiteles de la escuela aquilarense de finales del XII; el último con troneras apuntadas y de medio punto.
La iglesia tiene una puerta saliente hacia el sur, preciosamente decorada, con arquivoltas sencillas, lisas, de baquetones y escocias, como suelen ser en edificios de la primera mitad del XII. Los capiteles son todos de animales afrontados, aunque lo más original es la decoración del arquitrabe y del tímpano, todo repleto de entrelazados vegetales a modo claro de ataurique. El dintel y el tímpano están separados por una fila de leones afrontados. La cornisa se sujeta por medio de trece canecillos iconográficos separados por metopas también figurativas. Algunas labras son especialmente subidas de tono. En las enjutas de la puerta, diversos relieves.
En el interior, queda de esta primera fase románica la cabecera, con bella arquería ciega en el piso bajo y dos originales ménsulas - capiteles sosteniendo el arco de triunfo. El magnífico abside se constituye con diez arcaduras en la parte baja que apoyan en bellos capiteles historiados, así como las ménsulas del arco triunfal con animales superpuestos y águilas de alas explayadas, al igual que las ventanas con una rica e imaginativa composición. La bóveda de la nave es muy posterior, del siglo XV. La sacristía y el baptisterio se cubren también con una bóveda nervada, más sencilla, posiblemente del siglo XIII.
La pureza de este primer estilo románico que se fecha en 1129 se relaciona con un grupo de construcciones del norte de Palencia como Santa Eufemia de Cozuelos, no muy lejos de Aguilar de Campoo, muy al tanto de las innovaciones artísticas que se introducen por el Camino de Santiago, que atravesaba el territorio de Campoo en la ruta que unía el camino castellano con la costa del cantábrico.
La torre se construye más tarde que el resto, posiblemente en esa otra fecha de 1199 que aparece en la fachada. Los arcos de la arquería de los dos últimos pisos ya son apuntados y remiten a modelos, nuevamente, del norte de Palencia (algunos detalles como las columnas angulares están inspirados en la torre de la iglesia de Santa Cecilia de Aguilar de Campoo).
Se conserva una valiosa imagen de la Inmaculada, obra del trasmerano Felipe de Cuetos, del año 1673, que sigue de cerca la iconografía mariana utilizada por Gregorio Fernández.
En la colegiata de San Pedro llama poderosamente la atención su colección de canecillos, en donde abundan figuraciones de subida sexualidad. El hecho no es anormal en el románico, pero choca en Cervatos la repetición de escenas provocativas. En el siglo pasado, con cierta fantasía derivada del desconocimiento del arte románico, se llegó a suponer que tal vez fuesen los restos de un templo dedicado a Priapo.
A la izquierda una instantánea del edificio y la portada del templo en imagen a la derecha.
El pueblo de Cervatos se encuentra en la carretera Santander - Palencia, poco después de pasar Reinosa. La colegiata se puede ver desde la propia carretera.