Castro Urdiales
Bien de Interés Cultural
BOC 16/12/1994
Arquitectura religiosa: Del siglo XIX
ÉPOCA:
Fin del siglo XIX. Recepción de las obras el 23 de enero de 1888.
HISTORIA:
El antiguo cementerio de Castro se ubicaba en el casco urbano contiguo a la Iglesia de Santa María. Su situación, exigua superficie y problemática expansión propició que llegase a ser insuficiente para recibir el número de defunciones que se daban en la localidad. Además, las características del terreno no hacía posible una buena descomposición de los restos enterrados. Esta situación insostenible provocó que el Ayuntamiento, en el año 1885, año en el que se alcanzaron las 1.792 defunciones, basándose en motivos higiénicos y de cabida, solicitara la construcción de un nuevo cementerio. El nuevo camposanto se construyó mediante suscripción popular y obedeció a una mentalidad higienista de la época que en lo local coincidía con un momento de expansión y transformación urbanística obligada por el despegue económico que para la villa supuso en la década de los ochenta la explotación masiva de las minas de hierro de Setares y Mioño. De esta forma, dentro del proceso de ensanche urbanístico proyectado por el arquitecto municipal castreño Eladio Laredo y Carranza a finales del siglo XIX, se incluyó la construcción del nuevo Cementerio.
En este contexto de época dorada de Castro Urdiales, se desarrolló el proyecto del cementerio de Castro, que corrió a cargo del arquitecto provincial Alfredo de la Escalera. El presupuesto de la obra fue de 58.345,81 pesetas y la obra del cerramiento fue adjudicada al contratista Jacinto Miquelarena. El contratista para la realización de los edificios fue Javier Echevarría Urain. La ubicación elegida fue el sitio de Ballena, mucho más allá de los dos kilómetros marcados por la legislación. El lugar se caracteriza por ser un espacio privilegiado y constituir un bello mirador abierto al mar cantábrico.
Fue declarado Bien de Interés Cultural, dada la importancia de las aportaciones de los arquitectos que trabajaron en él. Dicha declaración se publicó en el BOC del 16 de diciembre de 1994.
CARACTERÍSTICAS:
Cementerio costero frente al mar que está constituido por un conjunto organizado en calles paralelas y manzanas formadas por panteones que van descendiendo hacia el mar supone un ejemplo modélico de actuación urbanística. Su planta parece inspirarse en el estilo neoclásico, está en relación con los gustos de esa burguesía que se instalará en Castro Urdiales a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
DESCRIPCIÓN:
En la memoria del proyecto se describe un ante cementerio de 2.400 metros cuadrados donde se sitúa el acceso. Las dependencias de esta parte la forman tres edificios, uno compuesto para Capilla y depósito de cadáveres y otros dos, respectivamente para morada del sepulturero y sala de autopsias.
La capilla consta de un pórtico elevado, como el resto del edificio, al que se entra por el frente por una rampa y por los costados por dos escalinatas. Este pórtico da acceso a la capilla con capacidad para colocar en el centro el cadáver, el clero y el acompañamiento sino es muy numeroso. Tras el altar se proyecta una sacristía.
Formando cuerpo con la capilla y adosado a su fachada posterior está el depósito de cadáveres de forma poligonal.
"Todas las puertas -agrega la memoria- serán de persianas, su suelo de losa caliza, así como de la sillería de que estarán formados los apoyos para los cadáveres con caja y el camastro para los que no la tengan".
A los dos lados de la capilla y depósito de cadáveres se hallan dos puertas por donde se pasa al cementerio propiamente dicho. Este tiene la forma de varios rectángulos ocupando una superficie total de 14.560 metros cuadrados.
El rectángulo que forma la cabeza de la cruz se destina a osario, el que forma uno de los brazos para niños sin bautizar y suicidas, estos dos en comunicación con el cementerio general.
El tercer rectángulo que forma el otro brazo independiente del cementerio y con entrada especial al exterior se destina los muertos no católicos. El cementerio general se halla dividido en cuatro cuarteles por dos anchas calles en cruz. Tanto el cementerio como el ante cementerio se hallan rodeados, menos por el frente, por una tapia de mampostería y una zanja al exterior. Contigua a las tapias, una zona de cinco metros de ancho alrededor de los cuarteles se destinó a enterramientos a perpetuidad y estaba preparada para que sus dueños proyectasen alguna capilla funeraria o tumba de más o menos importancia arquitectónicas.
En esta necrópolis existen zonas verdes donde destacan los panteones de estilo neogótico dentro de la corriente romántica del siglo XIX. El modelo que siguen es el de monumentos independientes, que imitan el tipo de capilla de enterramiento adosada a la iglesia. Están profusamente decorados con agujas, chapiteles, etc., algunos de ellos con interesantes esculturas . Destacan los de las familias de Artiñano, de Eladio Laredo; los de la familia de Doña Isidra del Cerro, quizás de Rucabado; el de la familia del Sel, de Rucabado, etc., todos ellos muy decorativos.
Entre los arquitéctos más importantes que diseñaron estos panteones se encuentra Joaquín Rucoba (en un estilo más modernista), Leonardo Rucabado (de estilo más neoclásico) y Eladio Laredo.
PROPIEDAD Y VISITAS:
Obispado de Santander. Habitualmente se encuentra abierto.