En mi opinión, ante cualquier convocatoria de elecciones políticas todo ciudadano de buena voluntad, y los católicos y cristianos en particular han de hacerse las siguientes consideraciones generales.

Cuando exista una concreta convocatoria electoral haré mi comentario hablaré de situación de los partidos en ese momento y la valoración de la oferta electoral que en ese preciso momento presenten.

En una sociedad democrática a los ciudadanos se nos da la facultad de influir con nuestro voto en los destinos del país. Así, toda elección ciudadana sobre el mejor futuro del propio país es una decisión moral. Por ello, lo primero que es exigible a un ciudadano es que en cuestiones políticas y sociales de su país esté formado e informado (en primer lugar, evitando que le desinformen y le manipulen los medios públicos dominantes, dominados a su vez por el poder) y que deposite el voto de acuerdo a su conciencia debidamente formada e informada.

El anterior deber, está potenciado por su religión en los cristianos y católicos, pues si depositamos nuestro voto, sin preocuparnos de formarnos e informarnos bien, estaremos, no me cabe duda de ello, cometiendo un verdadero pecado mortal. Un principio de formación cristiana elemental en cuestiones públicas es que la voluntad de Dios también se ha de plasmar en nuestras sociedades. ¿Es que el “venga nosotros tu Reino” que rezamos en el Padrenuestro no nos obliga a hacer todo lo positivo que podamos para que se consolide en nuestras sociedades? Un Reino de Dios que las perfecciona y libera de corrupciones y males.

Creo que un católico, si lo es verdaderamente, tiene que serlo en todas las ocasiones de su vida. También a la hora de votar en las elecciones políticas de su país. Y, como en toda acción cristiana, el católico también para votar, debe atender sobre todo a las consideraciones morales y desentenderse cuanto pueda de otros asuntos más intrascendentes, y sobre todo, no dejarse influir por sus propios intereses y egoísmos individuales. La cuestión del voto es un problema importante que todo católico debe resolver con toda la seriedad, pues en él también se puede empañar gravemente nuestra conducta moral (pecar gravemente, que decimos los creyentes), independientemente de lo poco que suponga nuestro voto, frente a los millones de votos de los demás ciudadanos.

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