El Románico llegó a Cantabria con retraso, desarrollándose principalmente en el siglo XII, cuando en otras regiones ya se anunciaba el Gótico. Salvo en algunos casos aislados, el arte románico montañés no alcanzó la gran calidad del que se encuentra en las vecinas provincias castellanas. Fue el estilo "universal", común a toda la Europa cristiana del occidente europeo que se constituyó por primera vez desde la caída de Roma, al que contribuyeron tanto la Orden de Cluny como los grandes movimientos de peregrinación hacia Santiago de Compostela. Se trata ante todo de la expresión artística de una sociedad feudal y cristiana, de un mundo rural cerrado y autosuficiente ordenado en torno a monasterios e iglesias, en el que la religión tenía un papel protagonista en todos los aspectos de la vida. No es de extrañar que todo el arte románico de Cantabria sea religioso.
La escultura aparece asociada a la arquitectura, concentrándose sobre todo en los canecillos, los capiteles las puertas, con una temática muy variada e interesante. En cuanto a la pintura románica, dentro de nuestra región sólo quedan algunos restos en San Martín de Elines.
Los principales edificios románicos de Cantabria son sus cuatro colegiatas: Santa Juliana de Santillana, Santa Cruz de Castañeda, San Pedro de Cervatos y San Martín de Elines. También debemos destacar otras iglesias que son igualmente vestigios de viejos dominios monásticos altomedievales, como Santa María de Piasca, que fue uno de los dominios más poderosos de Cantabria. Salvo los valles altos del Pas, Miera y Asón, toda la región cuenta con restos de arte románico en mayor o menor medida. La cuenca del Besaya, principal corredor entre la costa y la Meseta, tiene las iglesias de Santa María de Yermo, Silió, Raicedo, Cotillo, La Serna, Bárcena de Pie de Concha, Molledo (trasladada desde Pujayo) y Rioseco. En la cuenca del Pas-Pisueña, además de Castañeda, hay que citar Villasevil, Argomilla de Cayón y Sarna Maria de Cayón, así como la ermita de San Miguel de Monte Carceña. En Trasmiera destacan las iglesias de Santa María de Bareyo y San Román de Escalante. Por último Campoo-Los Valles es la comarca con mayor densidad de iglesias románicas: a las citadas de Cervatos y Elines hay que añadir las de Villacantid, Bolmir, Retortillo, Olea, Hoyos, Barruelo de los Carabeos, Rucandio...