Ya hemos mencionado cómo las peregrinaciones a Santiago de Compostela se asocian al arte románico: en un mundo cerrado en el que raras veces se viajaba, los peregrinos procedentes de Francia y otros países de Europa eran los que transmitían las técnicas y estilos, y muchas veces se asentaban temporal o definitivamente en las poblaciones del Camino. Si bien la principal ruta jacobea, el "Camino Francés", pasaba por las llanuras de Castilla y León, existió desde los primeros tiempos de la peregrinación a Compostela otro recorrido que atravesaba Cantabria, el llamado "Camino del Norte". Es más, esta fue la primera y más antigua ruta de peregrinación, allá por el siglo IX, cuando el dominio sobre la cuenca del Duero todavía no estaba asegurado y los ataques de los musulmanes llegaban hasta el pie de la Cordillera Cantábrica. Con el avance de la reconquista comenzó el auge del Camino Francés, pero la ruta del Cantábrico siguió siendo usada por peregrinos durante muchos siglos.
El Camino del Norte entraba desde Francia por Irún, recorría la costa vasca y accedía a Cantabria por Castro Urdiales. Continuaba por Laredo, Santoña, Santander y Santillana, venerándose en estas dos últimas localidades las reliquias de San Emeterio y San Celedonio (Santander), y las de Santa Juliana (Santillana). Después seguía a San Vicente de la Barquera, prosiguiendo por tierras asturianas hasta Oviedo, otro importante centro de peregrinación, San Salvador: «El que va a Santiago /y no va al Salvador / visita al criado /y deja al Señor» (dicho popular). De allí por el litoral o por la ruta de Tineo a Lugo, la ruta jacobea cantábrica alcanzaba Galicia.
Además de la ruta terrestre descrita, se sabe que muchos otros peregrinos pasaban por las villas costeras de Cantabria en navegación de cabotaje, desembarcando en alguna de ellas para seguir a pie, o bien llegando por mar hasta La Coruña, y desde allí andando por el "Camino Inglés". También a veces se desviaban para acceder al monasterio de Santo Toribio de Liébana, y luego continuaban hacia León, o bien dejaban la ruta costera y ascendían por la cuenca del Besaya hacia Campóo y Carrión de los Condes, donde enlazaban con el "Camino Francés". En definitiva, Cantabria también asistió al paso de peregrinos hacia Santiago, sin olvidar que fue e1 Beato de Liébanaallá por el siglo VIII el primero en difundir la supuesta presencia del apóstol Santiago en España, antes de que se encontraran sus presuntos restos en Compostela.