LA ÉPOCA ROMANA: Poca penetración del Cristianismo
La escasa romanización alcanzada en los cuatro siglos en los que Cantabria estuvo bajo la dominación del imperio romano hizo que el Cristianismo no penetrase apenas, como lo atestigua el ara aparecida en el Pico Dobra (Torrelavega) dedicada al dios cántabro Erudino, fechada nada menos que en el año 399 después de Cristo, es decir prácticamente en vísperas de la entrada de los germanos en Hispania, mucho después de que el cristianismo fuera ya la religión oficial del Imperio. La cristianización no se generalizaría en Cantabria hasta un momento tan tardío como el siglo VIII, tras la invasión musulmana de la Península.
LA ÉPOCA VISIGÓTICA: Prosigue la prenetración cristiana: predicación de San Millán
Sin descartar la presencia de algunos núcleos cristianos en los últimos momentos del Imperio Romano, fue durante la dominación visigótica cuando el cristianismo comenzó a extenderse por esta remota región todavía sumida en el paganismo. San Millán, misionero riojano, parece que fue uno de los primeros evangelizar el cristianismo entre los cántabros. Según la tradición, él les reveló que había tenido una visión que les vaticinaba un castigo por sus pecados e infidelidad y les exhortó a la penitencia y la oración. La respuesta que los cántabros le dieron fue la burla sobre todo la de un tal Abundantius, que al poco tiempo moriría a manos de Leovigildo, cuya campaña militar, se reveló como el castigo augurado por el santo. El dominio visigodo sin duda favorecería las misiones y la conversión de los cántabros, aunque como ya señalamos con anterioridad, este fenómeno debió producirse preferente en los valles de la vertiente meridional de la Cordillera, limitándose en el resto de la región a la presencia de monjes eremitas en algunas cuevas. Otra zona al parecer ya misionada en época visigoda fue Liébana, donde Santo Toribio de Palencia fundó el famoso monasterio que primero se denominó San Martín de Turieno.