Es verdad que el partido Vox ha corregido algo su ansiedad por los cargos. Ya dije en artículo anterior que, habida cuenta de la representación que los españoles le han dado, no ha de pretender buscar acomodo en ningún gobierno de coalición. Su mejor baza es favorecer la constitución de gobiernos de centro derecha, si se quiere con un apoyo crítico o una abstención de igual tenor. No ha de contribuir al cuanto peor mejor de los partidos de izquierda que no aman España.
La constitución de partidos de derecha (por todo lo descafeinada que ésta sea) o de centro (incluso si son liberales furibundos y socialdemócratas) todavía continúan siendo el mal mejor, frente a los gobiernos de frente popular (de izquierdas más nacionalistas) que hacen peligrar la subsistencia de nuestra secular nación.
Vox tiene que reivindicarse poco a poco. No puede pretender un cambio radical de una sociedad española, ya muy envenenada por la ideología de la izquierda. Debe, eso sí, procurar con la fuerza que le da su reciente ganada representación, intentar convencer con su discurso a la sociedad, de que es el momento de poner pie en pared, convenciendo de lo dañino que para los españoles son los desafueros demagógicos que hasta ahora se han ido consolidando en nuestro país. Desde una posición firme, intentar, sin dar nunca un paso atrás (así lo ha hecho el socialismo siempre con sus dañinos falso-progresismos) e ir reconquistando poco a poco la España viva que quieren. España antes que viva, debe estar despierta, y por eso se impone primero sacarla de la modorra y dopaje en que desde hace muchos años la tienen sumergida.
La labor no es fácil, primero deberán, tragar con gobiernos menos malos de derecha y centro, pues ya será un paso adelante frente a los gobiernos demagógicos de izquierda y separatistas. Pero dar paso a esos gobiernos, no es claudicar sus ideales y programas frente a ellos. Fuera de esos gobiernos podrán hacer una labor de advertencia y oposición para que no se izquierdicen, que esa ha sido la tendencia de la derecha conservadurista, por falta de una derecha verdadera que a su vera le controle.
Por no seguirse esa política, hemos visto fallos garrafales (así lo sentimos y manifestamos) que ni siquiera son inteligentes. Uno de los peores, por ejemplo, ha ocurrido en la C.A. de Murcia, donde Vox se ha alineado con el PSOE y Podemos para votar en contra de la investidura del candidato del PP. Tiene razón Jiménez Losantos, de que en esto han caído en una trampa de Ciudadanos, que quiere perjudicar las candidaturas del PP, pero sin mancharse las manos. Crispando a Vox, es este partido, el que le está haciendo el juego sucio a Ciudadanos que ni siquiera tiene que mancharse. Los de Vox parece que en esto desconocen la fiesta nacional de las corridas de toros. En vez de comportarse como el inteligente torero, se portan como el instintivo toro, y embisten irracionalmente cualquier capote que ciudadanos les pone por delante.
Por cierto, ya que vivo en Santander, contaré también los pecados de Vox en Cantabria. Aquí en la votación para la presidencia de la C.A., se han abstenido frente a la candidatura elegida, la del populista Revilla que presentaba un gobierno de coalición con los socialistas. Solo votaron en contra el PP y Cs. Por eso, podemos decir con propiedad que en esta C.A. nos ha surgido una derechita más cobarde que la del PP: la de Vox, que, sin necesidad alguna, empieza por no hacer muchos ascos al gobierno regional-socialista que padecemos.
Es posible que con estos comportamientos absurdos Vox salga más veces en las televisiones izquierdista. Sí, ya se dice que la Sexta les da ahora más cancha. Pero yo me pregunto, ¿para qué Vox quiere salir en la Sexta, si los que somos sus votantes, no la vemos en absoluto? Sí, saldrán más en las "teles" izquierdistas, pero también en ellas más les ridiculizarán y se les carcajearán, y sus votantes acabaremos por abandonarlos porque, por supuesto, no se ganarán así el respeto de nadie.
Vox tiene que empezar a temer menos la opinión y el rechazo de televisiones o partidos y empezar a temer más la opinión y el cariño de sus votantes. Para qué necesitan tan desesperadamente una foto con Cs, cuando su legitimación democrática no se la va a dar Cs sino que la ha recibido de sus votantes.
Advierto también una falta de liderazgo en Santiago Abascal, de quien tan buena opinión he tenido siempre. Me parece observar que no corta alas a muchos colaboradores exaltados que tiene a su alrededor. Como cristiano que soy me gusta poner por ejemplo, también de liderazgo humano, a Cristo, Nuestro Señor. Recuerdo el pasaje evangélico aquel en el que a Jesús, camino de Jerusalén, una ciudad samaritana le negó su hospitalidad. Inmediatamente, a su lado, clamaron furibundos dos de sus más íntimos discípulos (Santiago y Juan), pidiéndole que mandase fuego que destruyera la ciudad. ¿Qué dice el evangelio que hizo Jesús? Pues lo que hizo no fue sólo hacerles callar, sino que les regañó. El buen líder, tiene que ser una persona que muestre siempre autoridad y serenidad aunque a su alrededor todos los suyos pierdan la cabeza. Abascal, por amor a los españoles, incluso por los que no le han votado, tiene que tener con ellos una paciencia incansable. Por más errados que ellos estén, ha de tener en cuenta que durante casi cuarenta y cinco años han sido guiados hacia la degeneración moral por la demagogia del socialismo y el conservadurismo económico de una derecha ideológicamente nula. Atraerlos a una visión no demagógica del país es una labor de fondo, que en el mejor de los casos igual se reconduce en otros cuarenta y cinco años logrando eliminar la mayor parte de los vicios que la falsa democracia que vivimos ha ido acumulando.
España tiene muchos frentes de reconquista: desarmar los modernos separatismos, lograr una educación pública libre del control ideológico estatal, acabar con el supremacismo feminista y la discriminación contra el varón, liberarnos de una historia estatal obligatoria, acabar con el fomento de las actuaciones de los lobbies LGTB, etc. En momentos difíciles España siempre ha tenido un buen líder y algunos creemos que todavía puede serlo Abascal, si, empieza, primero, por poner serenidad y cordura a los exaltados de su formación.
Lo siento por él y por España, porque parece no estar sabiendo ser el líder de una formación que algunos veíamos con tan buenas perspectivas para la transformación de España hacia un horizonte de más unidad y armonía; y, de mayor grandeza económica y, sobre todo, de mayor grandeza moral. Esperábamos que con él a España la empezara a volver a reconocer la madre que la parió (la civilización grecolatina y cristiana).
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