En este apecto es conocida la intervención destacada de Beato de Liébana en el debate contra la herejía adopcionista que, a modo de introducción, brevemente pasamos a exponer
El adopcionismo es una herejía cristológica, que distingue en Cristo dos entidades distintas una de naturalezas divina y otra humana. De esta forma, la Segunda Persona de la Trinidad, Dios desde la eternidad, se valió de un hombre para introducir en él su espíritu y expresarse en el mundo a través de él. Al hombre a través del que se manifiesta Dios Hijo no alcanzaba propiamente la divinidad. Jesús, en cuanto ser humano físico no es propiamente el Hijo de Dios, sino sólo hijo adoptivo de Dios.
Rastreamos un mitigado adopcionismo entre los años 140-150 en el pensamiento de Hermas (se cree de origen judío), hermano del por entonces papa S. Pio I (142-157) y autor del famosísimo "El Pastor'. Según aquél, Cristo es el siervo escogido (adoptado) por Dios, en quien habita el Espíritu Santo (al que no concibe como persona sino como una potencia divina) y participa de sus privilegios con motivo de su fidelidad.
Más tarde, Teodoto de Bizancio influido por diversas corrientes ebionitas y gnósticas, sostuvo que Cristo era sólo un hombre común (o un ángel según corrientes adopcionistas anteriores), nacido sobrenaturalmente de la Virgen María por obra del Espíritu Santo. Creía que su condición divina la recibió al ser 'adoptado' como Hijo de Dios durante el bautismo en el río Jordán (según otros adopcionistas ello habría ocurrido después de su resurrección). En consecuencia, el Logos (o Verbo) era sólo una fuerza de energía divina que entró temporalmente en Cristo para poder éste ejercer su misión mesiánica. A pesar de que Teodoto fue excomulgado por el papa San Victor I (192-201), consiguió formar en Roma una comunidad de seguidores quienes, con el fin de defender sus doctrinas, no solo recurrieron a las Sagradas Escrituras sino al pensamiento de diversos filósofos como Aristóteles, Platón y Euclides. Seguidores más tardíos son Pablo de Samosata, obispo de Antioquía y Flotino, obispo de Sirmio. Éstos también fueron excomulgados respectivamente en los años 268 y 351.
En España tenemos un antecedente antiguo de esta herejía en ciertos aspectos de la doctrina de Prisciliano (siglo IV) (heresiarca egipcio de principios maniqueos, que tendía a entender la naturaleza humana física como algo malo e inferior).